José Luis (el patriarca) ingeniero de profesión ya restauraba coches en su tiempo libre.
Un buen día se topó con un Volkswagen escarabajo, le dio un buen repaso y se lo regaló a su mujer.

Nacía un amor inquebrantable por la firma alemana, de la que ya no se ha separado, un romance que inculcó a sus tres hijos: José Luis, Eduardo y Daniel.
Los dos primeros están al frente de Campercar, una empresa de compraventa de furgonetas camper y escarabajo Volkswagen, venta de recambios y taller.

El negocio fue fundado en 1985 por el padre (su afición por la restauración se desbordó y se convirtió en su trabajo) y hoy el taller de Barcelona es un santuario de las camper de Volkswagen.

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